El CSI de los ordenadores

El CSI de los ordenadores

Octubre 2007 - Público

Agua, fuego, errores humanos o sabotajes pueden inutilizar el PC, pero la información sigue ahí

Durante las pasadas inundaciones en Levante y Andalucía se perdieron muchos datos. Empresas y particulares observaron cómo el agua inutilizaba los discos duros de sus ordenadores llenos de datos como las fotos de la familia, información vital de la empresa o el último balance del que no había copia. A pesar del desastre, en la mayoría de los casos aún se puede recuperar la información.

Según datos de Recovery Labs, empresa dedicada a la recuperación de datos y peritaje informático, el número de consultas que han recibido de las zonas afectadas ha crecido un 50%, y la llegada de discos averiados, un 30%.

A pesar de estar protegidos por una carcasa, el agua es un enemigo natural. En este caso, se usan ultrasonidos para limpiar la superficie del dispositivo. Pero no es igual de corrosiva el agua dulce que la del mar. La sal de ésta última puede afectar a la integridad de los datos.

En el otro extremo está el calor. Un disco duro puede trabajar a altas temperaturas, con 52 grados como límite. Lo que no le sienta bien son los cambios bruscos de temperatura. Por eso, el verano es la temporada más peligrosa. En 2006, la descompensación térmica supuso la quinta parte de las averías.

El caso más extremo de calor es el provocado por un incendio. El director de laboratorio de Recovery Labs, Juan Martos, afirma que "el fuego es el elemento más destructivo".

Errores y sabotajes

A pesar de su espectacularidad, el impacto de los desastres naturales y los incendios es muy bajo. Sólo el 1,5% de las averías de los discos duros tienen su origen en ellos. La mayor parte de las intervenciones están relacionadas con un fallo interno (la mitad de los casos) o por un error humano, incluidos los sabotajes (en una cuarta parte de los casos).

Es necesario distinguir entre averías físicas y lógicas. Las primeras vienen de un fallo mecánico de alguna de las partes del disco. "El 4% de los discos duros fallan en su primer año de vida", asegura Juan Martos. A pesar de su aparente dureza, son dispositivos muy delicados.

Un disco duro está formado, en realidad, por una serie de discos, unos sobre otros. Como en los antiguos tocadiscos, un cabezal lee los datos grabados de forma magnética. Pero, en este caso, hay una cabeza lectora entre cada disco a una distancia de tres nanómetros de su superficie, la millonésima parte de un milímetro. Al girar a 7.200 revoluciones por minuto, cualquier mota de polvo o corte eléctrico puede provocar un destrozo.

Las averías relacionadas con el cabezal, los ejes o la alimentación son relativamente fáciles de reparar; se cambia una pieza por otra. La cosa se complica con los fallos de estructura lógica. Cada disco ha sido calibrado y guarda los datos de una forma determinada. Como dice Martos: "Cada disco es único".

En estos casos, se hace una copia idéntica del disco y se lleva a la cámara limpia, un recinto aislado donde no hay polvo. En el caso del de Recovery Labs, menos de 100 partículas por metro cúbico de aire. Además, se controla la temperatura, la humedad y la electroestática.

Análisis forense

En esta cámara acaban discos que no han sufrido averías mecánicas pero sí sabotajes. También los enviados por empresas que investigan el uso que hacen sus empleados del disco, e incluso los decomisados por la policía en alguna operación.

El manejo del disco debe hacerse con cuidado para evitar el rechazo del informe pericial. Los expertos usan programas específicos de análisis forense para recuperar los datos aunque hayan sido borrados.

Del incendio del Windsor a las memorias flash

Recovery Labs tiene una colección de discos duros irrecuperables. La estrella es uno procedente del incendio del edificio Windsor de Madrid. El metal fundido de la carcasa sobre el disco impidió cualquier intento de recuperación.

Pero también presumen de proezas. El paracaídas de un cohete lanzado por la ESA no se abrió a su regreso y acabó destrozado. Todos los datos del ensayo estaban en una tarjeta de memoria flash que recuperaron.